miércoles, 28 de noviembre de 2012

Pablo Martín interviene en una moción sobre actuaciones en defensa de un...


DESNUDANDO A LA IZQUIERDA PLURAL

Decía el filósofo estoico y cordobés Lucio Anneo Séneca, que el lenguaje de la verdad debe ser, sin duda, sin artificios. En la política, además, me atrevo a añadir que no basta con decirla una sola vez, sino que la inercia de nuestras propias redes de comunicación en ocasiones transforma la información en otra muy distinta a la que se pretende ofrecer. Por eso es necesario repetir cuantas veces sea posible el mensaje propio. Aunque también se puede hacer un ejercicio de deconstrucción de las mentiras o medias verdades de otras formaciones políticas distintas a las propias.


Cuando una formación se autodeclara por sus propios actos y palabras en el referente moral de una parte muy importante de la sociedad, en este caso, digamos, la izquierda política de este país, se necesita mucha coherencia y transparencia para poder sostener tal afirmación sin que se le vean las costuras al traje. Si, además, algunas de las contradicciones en las que incurre dejan en evidencia manifiesta su propia petulancia entonces es que hemos pinchado hueso y hay mucho donde roer.


Vayamos a los hechos. El grupo parlamentario La Izquierda Plural que agrupa a las formaciones IU, ICV-EUiACHA ha defendido esta semana una moción (página 4) para una democracia avanzada y un Parlamento al servicio de la ciudadanía. Absolutamente pertinente y necesaria en los tiempos que corren de desafección y desilusión de los ciudadanos hacia quienes ejercemos la representación institucional política. Sin embargo, no exenta de algunos errores de tipo técnico que no tienen interés alguno y, sobre todo, con margen para establecer mejoras para profundizar en una mayor participación ciudadana.



Al margen de eso, dentro de todas las propuestas que planteaba, la mayor parte de ellas compartidas por el PSOE y/o mejoradas, había dos que no podíamos aceptar tal cual venían redactadas. La primera, relativa a equiparar las condiciones "laborales" de los parlamentarios con las de los trabajadores asalariados. No la aceptábamos en esos términos porque su lenguaje remitía al utilizado por el Partido Popular o UPyD en referencia a que esas condiciones que tenemos son "privilegios" por una parte y, por la otra, porque remitíamos el debate (que no rehusamos) a la Comisión del Estatuto del Diputado que es el foro donde debe tener lugar.


La segunda propuesta que no podíamos aceptar, hace referencia a establecer mecanismos de control para el cumplimiento de los programas electorales con revocación del cargo público en caso de incumplimiento. Es decir, convertir en contratos jurídicos los programas electorales. La barbaridad de esta proposición es tal que ha recibido reprimendas por parte de varias formaciones. Nuestras objeciones son dos: la primera es que si ni siquiera es posible cumplir las previsiones de 1 año previstas en unos PGE, menos lo son las de 4 años de un programa. Son perspectivas políticas, no cláusulas jurídicas. Aceptamos y creemos en la rendición de cuentas a través de la transparencia, pero no con una propuesta imposible de llevar a cabo y que desprende un tufo a demagogia intolerable.

¿Por qué demagogia? Porque IU es la primera que no la practica. Su apoyo en el Parlamento de Extremadura al Partido Popular ha permitido a esta formación aprobar recortes a la subvención al transporte escolar; transferencias de crédito de la educación pública a la concertada; eliminación de servicios sanitarios esenciales básicos para el mundo rural; elminación de las ayudas a la diversidad. Todos estos recortes imposibles de llevar a cabo sin la necesaria abstención de Izquierda Unida. No es necesario recordar que ni un solo parlamentario suyo ha dimitido así como que esta formación en su programa electoral no apoya los recortes sanitarios en educación y sanidad. Y esto es tan sólo un ejemplo. Existen otros.

Una vez explicadas las principales diferencias entre su propuesta y la nuestra, es necesario aclarar que tanto el PSOE como el PP hemos formulado una enmienda a la totalidad de la iniciativa de la Izquierda Plural. Extremadamente opuestas como podréis comprobar ahora.

Ahí va un ejemplo, este es el primer apartado de la nuestra, muy similar al de la original:

" El Congreso de los Diputados aprueba constituir, conforme al cauce reglamentario pertinente, una Subcomisión en el seno de la Comisión Constitucional, que tenga por objeto el estudio de medidas concretas que permitan un impulso democrático, que profundicen en la participación directa de la ciudadanía en la vida política, mejoren la identificación entre representantes y representados, así como que mejoren el funcionamiento de esta Cámara.

La referida comisión deberá elaborar y presentar ante esta cámara, en el plazo máximo de 12 meses, un informe con recomendaciones y medidas concretas"


Y éste es el primer apartado de la del PP:

" El Congreso de los Diptuados manifiesta encomendar, de conformidad con los cauces reglamentarios oportunos,  a la Comisión de Reglamento la puesta en marcha de los trabajos para impulsar, desde el mayor consenso posible, los cambios reglamentarios que contribuyan a mejorar el funcionamiento de la Cámara y a lograr una mayor identificación en su capacidad de representar a los ciudadanos".

El subrayado y puesto en negrita del lenguaje es para resaltar las diferencias semánticas que, en política, como en el derecho, pueden generar abismos ocultos. La primera es que en la nuestra se aprueba la constitución de una subcomisión mientras que en la del PP se manifiesta encomendar a una ya existente, la de Reglamento, la puesta en marcha de trabajos.

La segunda diferencia, muchísimo más importante, trae causa de los plazos, imprescindibles. Mientras que la original y nuestra enmienda establece un máximo de 12 meses para la entrega de las medidas concretas, la del Partido Popular no fija plazo alguno...lo cual significa que puede transcurrir toda la legislatura sin que llegue a reunir la Comisión de Reglamento. Debo informar al lector que la citada comisión se reune al inicio de cada legislatura una vez...y ya.

Esta táctica de política procesal utilizada por el PP en numerosas ocasiones no ha pasado desapercibida para la Izquierda Plural. Saben, además, que el PP tuvo ya oportunidad de debatir estas cuestiones cuando el PSOE las planteó en junio de este año y votaron en contra. 

Pues bien, a todo ello debo añadir que en las conversaciones con el portavoz de la formación izquierdista éste me había reconocido lo adecuado de la enmienda que les habíamos planteado. Pese a que no quiso decirme si aceptaban la nuestra o la de los conservadores hasta bien entrada la tarde, excusándose en que esperaba llamadas para plantear el asunto a sus compañeros. Mientras tanto, los medios de comunicación del Congreso ya sabían que aceptaban la propuesta popular. Inaudito.



A estas alturas, cabe preguntarse cuál es la coartada esgrimida para tal comportamiento. "Que aceptar la enmienda del PP abre el debate", me espeta el portavoz de la Izquierda Plural al día siguiente. "¿Qué va a abrir el debate? ¿Dónde?" inquiero recordándole que la ausencia de cualquier plazo permite a los populares demorar la convocatoria de la Comisión de Reglamento que, por otra parte, tan solo se reune una vez por legislatura.

Ante la evidencia de que nuestra enmienda será rechazada y aceptada la del PP es donde realizo las siguientes conjeturas:

1.- Nuestra enmienda es infinitamente mejor que la del PP y eso lo reconoce el propio grupo proponente original.

2.- También mejora sustancialmente su moción pero, si la aceptan, se convierte en NUESTRA propuesta y no la de ellos.

3.- Buscan el rédito político de afirmar que han conseguido llevar al PP a su terreno, cuando la enmienda del PP tiene un único objetivo: desactivar su moción con sus plazos  y medidas concretas.

4.- La excusa de que así se aprobará la moción aunque la vacíen de contenido completamente, es absurda para una formación que hace bandera y fortuna política del victimismo cuando en cada pleno son rechazadas sistemáticamente todas las que formula.

5.- La Izquierda Plural prefiere renunciar a sus principios políticos en detrimento de una finalidad cortoplacista para apuntarse una victoria inane. En este punto no puedo evitar bromear en que se les presupone la ideología marxista...pero la de Karl, no la de Groucho y su famosa frase sobre los principios.

6.- Quien siempre hace gala de la crítica a la unión del PSOE y el PP para determinados asuntos no duda en alinearse con los populares cuando le conviene. Bien sea en el Parlamento extremeño, bien para hacer pinza contra los socialistas, algo que no se veía desde los tiempos del profeta Anguita.

En consecuencia y para finalizar un texto ciertamente extenso, las lecciones de moral deben contener un comportamiento sin mácula por parte de quien las recita. Especialmente cuando su mascarada es tan fácil de evidenciar. Este es tan sólo uno de los episodios llevados a cabo por esta formación política que denota semejante actitud muy a menudo, pero no es el único. A lo largo de la legislatura ya han mostrado una ambigüedad que ya querría para sí el David Bowie de los 70.

Nadie está a salvo de las contradicciones y de los errores, es absolutamente cierto. Pero no lo es menos que también existen quienes predican excesivamente con la palabra pero pecan con los actos. Volveré a informar de comportamientos semejantes la próxima vez que suceda. Es mi deber.